Una Presencia Inquietante
Fue hace pocos días.
Salí para ir a buscar a mi chico. Noche de viernes, verano, linda noche, calor pero no tanto.
Caminé por mi cuadra hasta la parada del colectivo, con la seguridad de quién conoce cada baldosa (y con el glamour de Valeria bajando las escalinatas de la Facultad de Derecho). Iba tranquila... no tenía por qué no estarlo. Me detuve a esperar el 34. 2.30 AM, una sensación me inquietó. Sentía una presencia extraña, algo que perturbó mi paz. El lenguaje corporal empezó a delatarme, ya no estaba tan serena... de hecho empezaba a impacientarme... el 34 no venía y algo no estaba bien.
Miré en todas las direcciones, sólo un par de personas en la gomería de la esquina. Nada. Había algo más... el corazón empezó a latir más fuerte, parecía que quería salírseme. Sentí un escalofrío y la piel se me erizó.
Alguien me acechaba... traté de evitar la paranoia, pero creo que ya estaba instalada en mí. Seguía agudizando la mirada, hasta que encontré el motivo de mi malestar....UNA CUCARACHA GIGANTE muy oronda posada en un palito. Aaaaaaaaaaaaghh!!! Qué asco!
Desde ese instante, no podía dejar de mirarla. Estaba quieta, pero en cuanto se acercara amenazadoramente hacia mí, saldría corriendo (literalmente).Pocos minutos después, llegó mi colectivo y huí despavorida, dejando la amenaza lejos y tratando de recobrar la paz.
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