Mundo Yeye

Frase del día: Estoy agotada... no se me consigue en kioscos de revistas!!!

martes, septiembre 20, 2005

Capítulo 93

Sublime, diría yo... Cap. 93, "Rayuela", Julio Cortázar. No comments. (Gracias Jocketa!)
Saludos
yeye

93
Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas,
de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fíjate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.
¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en abejas. Y ahí, en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano. Pero un mismo cuerpo de mujer es María y la Brinvilliers, los ojos que se nublan mirando un bello ocaso son la misma óptica que se regala con los retorcimientos de un ahorcado. Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo. Miel y leche hay debajo de tu lengua... Sí, pero también está dicho que las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista. En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi noble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo. Ah, si en el silencio empollara el Roc... Logos, faute éclatante. Concebir una raza que se expresara por el dibujo, la danza, el macramé o una mímica abstracta. ¿Evitarían las connotaciones, raíz del engaño? Honneur des hommes, etc. Sí, pero un honor que se deshonra a cada frase, como un burdel de vírgenes si la cosa fuera posible.
Del amor a la filología, estás lucido, Horacio. La culpa la tiene Morelli que te obsesiona, su insensata tentativa te hace entrever una vuelta al paraíso perdido, pobre preadamita de snack-bar, de edad de oro envuelta en celofán. This is a plastic's age, man, a plastic's age. Olvidate de la perras. Rajá, jauría, tenemos que pensar, lo que se llama pensar, es decir sentir, situarse y confrontarse antes de permitir el paso de la más pequeña oración principal o subordinada. París es un centro, entendés, un mandala que hay que recorrer sin dialéctica, un laberinto donde las fórmulas pragmáticas no sirven más que para perderse. Entonces un cogito que sea como respirar París, entrar en él dejándolo entrar, neuma y no logos. Argentino compadrón, desembarcando con la suficiencia de una cultura de tres por cinco, entendido en todo, al día en todo, con un buen gusto aceptable, la historia de la raza humana bien sabida, los períodos artísticos, el románico y el gótico, las corrientes filosóficas, las tensiones políticas, la Shell Mex, la acción y la reflexión, el compromiso y la libertad, Piero della Francesca y Anton Weber, la tecnología bien catalogada, Lettera 22, Fiat 1600, Juan XXIII. Qué bien, qué bien. Era una pequeña librería de la rue du Cherche-Midi, era un aire suave de pausados giros, era la tarde y la hora, era del año la estación florida, era el Verbo (en el principio), era un hombre que se creía un hombre. Qué burrada infinita, madre mía. Y ella salió de la librería (recién ahora me doy cuenta de que era como una metáfora, ella saliendo nada menos que de una librería) y cambiamos dos palabras y nos fuimos a tomar una copa de pelure d'oignon a un café de Sèvres-Babylone (hablando de metáforas, yo delicada porcelana recién desembarcada, HANDLE WITH CARE, y ella Babilonia, raíz de tiempo, cosa anterior, primeval being, terror y delicia de los comienzos, romanticismo de Atala pero con un tigre auténtico esperando detrás del árbol). Y así Sèvres se fue con Babylone a tomar un vaso de pelure d'oignon, nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a deseamos (pero eso fue más tarde, en la rue Réaumur) y sobrevino un diálogo memorable, absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo, encendíamos los Gauloises
el uno en el pucho del otro, nos frotábamos con los ojos, estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin historia (sobre todo para Babylone, y el pobre Sèvres hacía un enorme esfuerzo, fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas, de andar por las orillas del río sin ver remontar los drakens normandos). Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú, y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...
Horacio, Horacio.
Merde, alors. ¿Por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegíaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

viernes, septiembre 16, 2005

De Construcciones y Desconstrucciones.

El tema no es nuevo... tampoco la historia es nueva, ni debo ser la única a la que se le ocurre, en algún momento de reflexión... a quién nunca se le cruzó por la cabeza?
Hace unos días por diversos motivos estuve pensando (esa podría ser la anécdota...) acerca de construir, de los constructores. Existe gente que pone ladrillo sobre ladrillo y erige monumentos, torres, castillos y demás. Ponen su energía y sus ganas en ello. Pasa (pasamos) por eso. Construyen solos o con ayuda, solos o acompañados. Y se llenan de felicidad el día que descubren el telón y disfrutan y dejan disfrutar de su obra.
Hay otros cuyo único fin es la construcción misma; así que en cuanto concluyen su obra, ya están ávidos de una nueva, de un nuevo desafío, pero a esos no me voy a referir, sino a los primeros.
Y después, un buen día se encuentran con que su construcción les resulta obsoleta, o ya no los hace felices. Entonces la modifican, "le ponen onda", le buscan su sentido, le crean o encuentran un sentido.
A veces la construcción los supera y no saben si hasta los excede... ¿qué hacemos? ¿CÓMO hacemos?
¿Existe el verbo "desconstruir"? Ojo, no digo "desarmar" ni "destruir" (que tiene una connotación negativa para mi gusto), sino simplemente dejar sin efecto, hacer "borrón y cuenta nueva". ¿O será que ese "borrón..." en realidad no es más que una mera ilusión? Que los hechos tienen esa irreversibilidad? Que cuándo el constructor se plantea ese borrón, ya pasó todo el tiempo y los recursos que utilizó en esa obra?
Estaría bueno que existiera un "desconstruir"; que vuelvan algunas cosas a su punto de partida, los ladrillos apilados, en cemento en bolsas, los andamios sin montar... Porque cuando no encuentra ese sentido (el constructor) tiene que volver a empezar el camino, y creo que lo más difícil es tener que destruir lo anterior. Ese espacio hay que desocuparlo. Por lo general, se utilizan las implosiones, los escombros caen sobre sí mismos. Quizá en el primer momento (o el segundo también) le duela ver su obra desmoronarse; duele. La desconstrucción tendría la ventaja de no doler, de no agotar. Porque por ahí pasa el tema; por qué hacer con las ganas e ilusiones que había en su monumento? y por qué no existen las "no ganas", el (-ganas) que reste y equilibre las anteriores, el (-ilusiones) que lleva la cuenta de vuelta a cero, al inicio.
Una cuestión cuasi matemática que trata de resolver. El quid de la misma.
De todas maneras, sabe que duele y es necesario. Precisa limpiar el terreno para empezar a emplazar un nuevo edificio.
¿Alguien conoce alguna manera de desconstruir? ¿Alguien sabe si eso existe?

Saludos!
ye
(copyright 2005)

domingo, septiembre 11, 2005

Dudas...

No entiendo... alguien podría explicarme qué sentido tienen las leyendas en las puertas de los baños públicos?
Sobre todo aquellas que en el toilette de damas rezan, por ejemplo: "Pepito, te amo con todo mi corazón", o "Roberto, espero que cuando leas esto me puedas personar".
En qué piensan? Acaso Pepito o Roberto son empleados de limpieza? O son travestis? o la hermana/madre de Pepito o Roberto van justo a tomar el té a ESE bar?
Eso sin contar las direcciones de mail, teléfonos, etc... de verdad creen que aunque las lea alguien interesado las vaya a utilizar? No es carente de todo glamour???
Cuadro de situación: empleado de mantenimiento envía mail a dirección tomada en baño femenino, se escriben, se conocen, prospera... Un buen día, amiga de ella: Che... qué lindo, y cómo se conocieron? "Ah... Pepito encontró mi mail en un baño y me escribió" Nooooooooooo!!! por favor! Cruza la delgada línea entre lo excéntrico y lo patético.
Alguien tiene alguna teoría al respecto ??? (sí... definitivamente los domingos me pegan mal)
Saludos!
ye